Se llevó el eco el aire,
borró el viento la huella.
La euforia del hombre
como una llama arde,
hasta el monte se quema
sin saber quien lo prende
ni por qué se incendia,
se comenta, se dice, se sospecha,
pero nada de nada.
Sólo
hombre contra hombre
odiándonos, matándose,
matándose sin guerra declarada.
Preocupada está la luna.
Las estrellas miran y rien,
¿o acaso es que lloran?
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