SE ME CERRÓ EL PLAZO

Estrecho y largo camino era
el de la esperanza mía.

Una senda, una ladera sin viña ,
la que con lindes sin vallas tuve.
Cuando nada sabía de mi sino
todavía, cuando por él
tranquilamente anduve...
y al libre albedrío caminaba
buscando a solas mi destino,
con viento, lluvia y nieve
sol o frío me encontraba.

Del quehacer matutino
quise comprobar y saber,
apostándome en el altillo,
en las llanuras, convencido
de que todas las criaturas
pasaban frío, tenían miedo,
les daba el agua y el viento.
Más comencé a tener dudas
por lo que decidí estar despierto.

Noche tras noche, serenas y llenas 
las lunas pasban sobre mi huerto,
trabando con las frías brumas
las manecillas quietas del tiempo.
Y las gotas de rocío empapando y
calando, calando fueron mi corazón valdío,
(mi corazón limpio y sincero).

Hoy conformado y ya paciente
dando vueltas al destino,
todavía hay algo que en mi  interior clama
por desandar el camino, viéndome de nuevo
pisar la grama que se enrredaba a mi paso.

Con ritmo apresurado, ágil y ligero iba y venía
sin tino, limitando así mi destino,
a un tiempo de cosecha,
de cosecha meramente escaso.

¡Ay! se me cerró el tiempo y el plazo de acceso
a una singular vana fantasía.
Mi infantil fuero quedó mermado,
fue cayendo... cayendo la esperanza mía,
como cae el sol por el ocaso.

Muchas gracias por tu comentario.

Bookmark the permalink.