Con alas de querubín
voló la blanca paloma,
hasta el matorral del jardín
de la inmaculada aurora.
Acaparó así la luz,
luz que despierta el alba,
entre nubes de inquietud,
la inquietud de la esperanza.
Sabores que el tiempo asume
lleva consigo el sarmiento,
sabores y sin sabores nos deja
entre mareas y viento.
Se enjuga en la lejanía
la brumma que aporta un beso,
y va adquiriendo día a día
un equilibrio y un peso.
Tibios son los colores
que la puesta del sol deja,
al trino de los ruiseñores
en melancólica tristeza.
Entre brotes de emoción
de la pasión contenida,
se manifiesta el corazón
en la noche sumergida.
Y se llena el firmamento
de chispeantes estrellas,
distrayendo pensamientos
que se abren y se cierran.
En una franja perdida,
entre dstellos se asoma
azarosa y dolorida
el vuelo de la paloma.
Un mensaje de atención
muestra en la trayectoria,
que nos llega al corazón
y refresca la memoria.
Ante una calma aparente
la brisa vierte un matiz,
nos da de lleno en la frente
y nos descubre infeliz.
Muchas gracias por tu comentario.
