INCANDESCENTE

Un remanso acogedor, una celeste armonía,
es el lecho que compartes con mesurado acierto,
adonde anonadado de esplendor me acerco
y aminoro el paso por tu deslumbrante galería.

Abrazarte sediento de calma preferiría,
y sin embargo, a priori me conciencio,
porque sé que si te toco te destemplo
y me pierdo el ecuador de tu armonía.

Al contemplar la candidez de tal concierto,
donde pierde el compás el alma mía
de extender los brazos me arrepiento.

Tus ondas de calma percibo en silencio,
y que a no ser porque te despierto
hasta la almohada de besos llenaría.



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